La importancia de los milagros está en la manera en la que los entendemos y los interpretamos. Quizás fueron escritos así para no imponernos un modelo de vida, sino para extraerles su significado y actuar conforme a lo que nos dice personalmente a cada uno.
Cuando somos pequeños y leemos los milagros de la Biblia en clase, o los escuchamos en misa, como el tan famoso de convertir el agua en vino, pensamos que realmente son así, quizás porque somos niños, quizás porque es como quieren que los entendamos, o simplemente porque no entandamos la explicación de después. De todas maneras, fuere lo que fuere, la verdad es que aún no siendo niños, muchos adultos y personas mayores, sí se lo creen tal y como está escrito en la Biblia.
Por otro lado, seguramente no hayan ocurrido así, más bien, como decíamos al principio, es más una búsqueda de significado que una lectura literal del relato. Los milagros son como metáforas para explicar que Jesús cambiaba con sus palabras y actos, con su trato para con los demás, la forma en que, en esa época, veían el mundo.
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