domingo, 1 de junio de 2014

Reflexión del milagro del ciego

       Partiendo de lo que dijimos en la entrada anterior, hacemos una reflexión sobre lo que, para nosotras, quiere decir el milagro del ciego. Antes que nada, el milagro del ciego trata, resumidamente, en un ciego de nacimiento al que Jesús le devuelve la vista tras untar barro en sus ojos y pedirle que los fuera a lavar en una fuente, bastante lejos para que un ciego fuera a lavárselos. Más tarde, los fariseos lo juzgan por mentir y decir que Jesús, un pecador como ellos lo llamaban, le había sanado, incluso hablaron con los padres para saber la verdad, pese a todo el ciego se mantuvo en la afirmación y habló con Jesús más tarde y reafirmó su creencia en él, el Hijo de Dios.
       El milagro del ciego simboliza una llamada a "abrir los ojos" por medio de la fe. La actitud del ciego ante su ceguera y las ganas de ser curado, afirman la fe en Jesús y en Dios, la ceguera no le permitía ver las cosas como realmente son, el ciego, únicamente siguió a quien lo guiaba en todo momento y sabía lo que era bueno para él, Jesús. La actitud del ciego es la de alguien, que sin poder, quiere ver. Mientras que la actitud de los fariseos era de quien pudiendo ver, no puede o no quiere ver la verdad. La explicación más sencilla que se le puede dar a este relato es que "ver no es creer", ya que el ciego no podía ver y creía en Jesús, mientras los fariseos viendo con sus propios ojos lo que había ocurrido, el milagro que había acontecido, seguían sin creer en el Hijo de Dios. 
"No es ciego quien no puede ver, sino quien pudiendo ver no quiere hacerlo"



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